La tercerización de la fabricación de productos cosméticos se ha convertido en un segmento de alta demanda en Brasil, especialmente en la región suroeste donde tienen sede más del 70% de las empresas cosméticas brasileñas.
Esa demanda encuentra explicación en varias razones: la primera de ellas (en mi opinión la más importante) es el crecimiento del mercado cosmético brasileño, que continúa siendo el tercer mayor mercado del mundo en ese sector. Este crecimiento produjo que algunas de las industrias tuviesen una necesidad productiva por encima de su capacidad, lo que halló solución “tercerizando” una parte la producción para satisfacer la demanda. Otra razón (no menos importante) es la “vanidad” brasileña… Aunque viva desde hace mucho tiempo en Brasil, continuo siendo un “extranjero” que percibe la realidad desde otro punto de vista. Es por ello que me siento en posición de hacer esta afirmación. La vanidad brasileña resalta más cuando se trata de artistas, personas que trabajan en los medios de comunicación y profesionales de estética y belleza (dermatólogos, esteticistas, peluqueros, etc.). En un determinado momento dichas figuras sienten la “necesidad” de poseer su propia línea de cosméticos. Eso se une al “ego” y aumenta la credibilidad del profesional o del establecimiento. De todos modos, resulta difícil e inviable abrir una fábrica cuando ese no es el objetivo real. La solución es de nuevo subcontratar y tercerizar la producción.
Los ejemplos descritos muestran la importancia de la tercerización y los diferentes modelos o tamaños que puede asumir una empresa tercerizadora: puede ser de gran tamaño para atender la demanda de grandes marcas de cosméticos, o pequeña para satisfacer una demanda menor de quien está lanzando una marca al mercado o está fabricando una línea para ser vendida en el propio establecimiento.
A pesar de todo, la contratación de un tercerista no es tan simple como puede parecer. En primer lugar tiene que ser verificada la idoneidad de la empresa tercerizadora, especialmente en el caso de ser subcontratada para un proyecto específico o una producción extra que ha de satisfacer un plus de ventas, por ejemplo en el periodo navideño. Si el tercerista no cumple, o cumple parcialmente, la imagen de la empresa contratante se verá dañada ante el consumidor, ya que el no cumplimiento significará falta de producto en el mercado.
También han de ser considerados el aspecto legar y el aspecto regulatorio. La firma de un contrato cuidadosamente redactado y revisado por ambas partes es imprescindible antes de iniciar cualquier servicio.
Tras haber definido la empresa, es importante conocer el modelo de tercerización que se va a utilizar, ya que es un proceso muy flexible y que permite ejecutar sólo una parte del proceso (por ejemplo el envase de un producto o el montaje de un kit con varios productos), o ser un poco más completa (la fabricación y envase de un producto), hasta una tercerización completa donde el proceso se realiza íntegro (compra de materia prima y material de embalaje, fabricación y envase) y corre por cuenta del tercerista. En caso de una marca sin fábrica, el tercerista puede incluso desarrollar las fórmulas del/los producto/s y ejercer las comprobaciones necesarias para la regularización, como el challenge test, estabilidad y pruebas de seguridad y eficacia.
En resumen, la tercerización es una herramienta importante que si se usa de manera adecuada puede contribuir al crecimiento de la empresa y/o al éxito de un producto o una marca en el competitivo globalizado mercado cosmético.
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