El lanzamiento de activos y productos cosméticos en el mercado mundial es un proceso dinámico, en constante expansión y renovación.
Dentro de este contexto, la busca por metodologías que amparen y corroboren científicamente productos y sustancias que favorezcan la homeostásis de la piel, y sean capaces de retardar o revertir el proceso de foto-envejecimiento cutáneo, es un tema de constante investigación y desarrollo en el área de cosmética y dermatología.
Además de las alteraciones inestéticas, la radiación solar está relacionada con el desarrollo de cáncer de la piel, debido al efecto genotóxico e inmunosupresor.
Ya está comprobado que la radiación ultravioleta (UV) es el principal factor que contribuye para el daño de los tejidos y el envejecimiento cutáneo. Sin embargo, la radiación IR-A viene siendo señalada como agravante en este proceso, corroborando esto por las alteraciones fisiológicas de la piel. La radiación ultravioleta (UV) representa apenas 6,8 % de la radiación solar, en comparación con las radiaciones infrarrojo y visible, que representan el 54,3 % y el 38,9 % respectivamente de la energía solar incidente.
Las radiaciones Infrarroja (IR) y luz visible (LV), han atraído el interés de la comunidad científica debido a la inclusión de alteraciones histológicas similares a aquellas inducidas por la exposición crónica a la radiación UV.
La radiación IR puede causar dos tipos de efectos: el efecto térmico, (que puede ser beneficioso o perjudicial, dependiendo de la dosis), y el daño oxidativo, que se concentra más en la banda próxima al infrarrojo A (IR-A). La radiación IR-A (760 – 1500 nm) alcanza más profundamente la piel, siendo que 35 % de la radiación se concentra en la epidermis, 48 % en la dermis y 17 % en el tejido subcutáneo.
Una ocurrencia bastante relatada después de la exposición a la radiación IR, es la disminución de la síntesis de las principales proteínas dérmicas: colágeno y elastina, esenciales para el soporte de los tejidos, lo que trae como consecuencia el aparecimiento de señales prematuras de envejecimiento cutáneo.
En dosis elevadas la Luz Visible (LV) es capaz de provocar eritema (por la producción de calor) e hiperpigmentación (por la síntesis de melanina).
Los autores de estos estúdios proponen que la luz visible induce una reacción dentro de los cromóforos, que produce calor y estimula la síntesis de eumelanina. Esta consecuencia resulta en una mayor producción de calor, lo cual promueve la vasodilatación y el surgimiento de eritema.
De acuerdo con lo expresado, son diversos los factores que contribuyen para el fotoenvejecimiento cutáneo. Sin embargo, hasta el momento no existen evidencias de filtros solares capaces de prevenir física o químicamente contra las radiaciones IR-A y LV. En este sentido, el descubrimiento de mecanismos adyacentes a los de protección por absorción, reflexión y dispersión de la luz incidente constituye un importante desafío a ser superado, y nos lleva a formular preguntas y reflexiones sobre el concepto de “amplio espectro”, buscando minimizar los efectos causados por la foto-exposición.